La buena noticia es que el acné no es causado por suciedad o impurezas. La mala noticia es que las bacterias que causan el acné (P. acnes) ya están en su piel y se alimentan del exceso de grasa.
Lavarse la cara ayudará a reducir las bacterias, eliminar la grasa de la superficie y exfoliar las células muertas de la piel. Solo cuando las bacterias quedan atrapadas en el poro es necesario dar un paso adicional y atacarlas con peróxido de benzoilo.
Por otro lado, lavarse con demasiada frecuencia puede empeorar el acné. El restregado excesivo puede irritar la piel y causar pequeños rasguños e incluso microdesgarros, lo que abre las puertas a más infecciones e inflamación. Y manténte alejado del alcohol isopropílico, ya que solo provocará sequedad e irritación. El lavado excesivo también alentará a su piel a crear más grasa, ya que elimina la grasa que ya produjo.
Limítate a lavarte la cara solo dos veces al día y usar productos absorbentes de aceite para ayudar a controlar la producción de sebo.
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